viernes, 25 de julio de 2008

Las reinas de culo grande

Del libro "EL FRACASO"


El mundo no es lo mismo que antes. ¿Esta frase repetitiva será verdad? Que yo sepa, las reinas de culo grande siempre existieron y la injusticia siempre fue justicia. Al parecer, la diferencia radica en que nadie habla...
Los pocos ancianos que quedan cuentan historias viejas, heredadas de sus antepasados. Hablan de un mundo más tranquilo, de laburos duros pero no esclavizantes, de menos contaminación... Pero muy pocos hablan del Gobierno. El temor inunda las calles. Una vez un viejo me dijo:
—¡Tené cuidado, pibe! Yo a tu edad era como vos, hasta llegué a participar de una junta de disidentes. Por suerte para mí, ningún oligarca se enteró de mi presencia allí porque si no, estaría tocando el arpa como todos los de la junta. Vos no digas nada, pero con los años esto es cada vez pior.
Las palabras de viejo me tocaron. Desde ese día comencé a hablar, a abrir los ojos.
Cada vez hay más muertes, y nadie se mosquea. El mundo parece estar estupidizado, creyendo todo lo que las noticias dicen. Yo ya no creo en nada. El oficialismo es dueño de todos los medios, y nos viven diciendo una mentira más grande que la otra. Llegué a escuchar que la masacre del Once de Septiembre era obra de unos seres muy diferentes de nosotros, que tienen mucha barba y nunca se les ve la panza. ¡Qué idiotez! Yo sabía que era obra del Gobierno. Luego de la masacre, se llenaron las calles con la sigla de la supuesta organización terrorista... Es fácil gobernar pueblos con miedo: y les da el poder a los gobernantes de hacer lo que se les canta.
Yo no iba a hacer como el viejo. Él se quedó callado, sin hacer nada, con tal de vivir. La diferencia es que yo sé que en este régimen fascista no se vive, se sobrevive. Por eso decidí salir a recorrer las ciudades sin importarme lo jodido de los viajes. Estoy seguro de que lo hacen para que no nos mezclemos con otras razas más cultas, ¡nos están volviendo más tontos de lo que somos! Crearon un imperio basado en el miedo, en el terror, y tildan a ajenos de terroristas. Un imperio donde un obrero es un simple numerito insignificante.

En los viajes descubrí que casi todas las ciudades viven bajo regímenes similares. Lo peor es que el mundo está atrapado en una red. Los poderosos hacen que la gente muera en falsas causas, en falsas guerras. ¡Lo que hacen para mantener el sistema! Mientras un pibe muere, ellos se desean felices fiestas. ¡Al menos, si nos van a matar, ensúciense las manos, hijos de puta!
También tienen otros métodos para limpiarnos: las enfermedades. Crearon un montón de enfermedades matapobres. Sólo sobreviven unos pocos. La falta de educación y de medios mata al resto. ¡Esto es una mierda! ¡Hasta el sexo está prohibido!
Pero encima, de vez en cuando, hacen sus grandes campañas donde se rotulan de igualitarios diciendo que todo es de todos. Pero sabemos que, si uno no cumple un solo día, se queda de patitas en la calle. Lo peor es que somos tan boludos que todos asentimos y nadie se rebela.
Debo tranquilizarme y estar atento. Ellos saben que yo sé demasiado. Seguramente algún estúpido engañado de otra sociedad va a venir a matarme. Yo hago como que laburo, pero estoy atento. Hago que no miro y miro... Oscurece de golpe y nadie en el trabajo levanta la cabeza, tan sólo se apresuran. Tiembla el piso y otra vez es de día.
—¡Es meteorológico! —gritan algunos.
—¡Es el fin del mundo! —gritan otros.
Todos corren.
Miro el cielo y me doy cuenta: soy parte del objetivo. Todo negro. Es de noche. Son señales de mi muerte. Gambeteo por mi vida. Tengo bronca y tengo miedo. Todo negro y miro al cielo. Algo enorme se aproxima. En la base de ese objeto pusieron la famosa sigla de los supuestos terroristas. ¡Esto es otra masacre! Hay pedazos de laburantes por el piso. Ya calculo en qué letra de la sigla dejo mi vida... Mis antenas ya no encuentran una salida posible, y mis patas ya no quieren correr más. ¡Que feo es morirse joven y con este secreto!... Me van a matar aplastado, incrustándome las letras de los supuestos terroristas. Los diarios mañana dirán: “Otra masacre de los terroristas de Nike. La reina jura atraparlos”.
¡Que mierda! Seguro me muero mientras la reina coge.

2 comentarios:

El Guru dijo...

Lindo cuento, aunque opino q tendrias q utilizar un recurso q enriqueceria mucho tus relatos y q vos manejas muy bien (dos puntos) el humor.
El paralelismo entre hormigas y seres humanos no lo veia venir, estuvo bien logrado. Es buena la venganza? Porque le dedicaste este cuento a cierito? Podre bajar esta panza alguna vez?
Exijo respuestas

Erica dijo...

Hola, Ariel. Paso a devolver saludetes. Me gustó el cuento!! Yo siempre me pregunto como nos ven otras especies.
No creo que muy bien...